Berlín arquitectónica


Siempre he querido ir a Berlín y allá que me he ido recientemente a pasar tres días. Tres días que saben a poco para tal ciudad, pero bien merecen la pena.

Se quedaron muchas cosas en el tintero. Elegir qué ver por un lado y descartar por el otro es ardua tarea. Y aunque llegué con la idea de trasladarme en autobús por la ciudad, la accesibilidad y cercanía al metro hizo que viajara bajo tierra como los topos y que perdiera la oportunidad de descubrir rincones, sin duda, dignos de visitar.



Gendarmenmarkt

Gendarmentmarkt -mercado de los gendarmes- es una armoniosa y bella plaza flanqueada por la Französischer Dom -una catedral francesa-, la Deutscher Dom -una catedral alemana- y Konzerthaus (Schauspielhaus) -un auditorio-. Esta plaza fue originalmente planeada como un mercado y su nombre actal conmemora el regimiento de coraceros Gens d'Armes, cuyas caballerizas permanecieron en la plaza hasta 1773. El actual auditorio se erige en el lugar en el que inicialmente se alzaba un teatro francés, destruido por el fuego en 1817.







Para aquel que busque tabernas típicas en las que tomar una cerveza y comer algo, justo detrás descubrí Augustiner am Gendarmenmarkt.

De hecho fue la única taberna típica que encontré en todo el viaje y esta es la pena que me ha quedado pues estoy segura de que debe estar plagado de ellas. En cualquier caso, es un lugar autóctono, acogedor y la comida no está mal.



Museuminsel

La Museuminsel -isla de los museos- es un conjunto artístico formado por cinco prestigiosos museos y pertenece al Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Yo sólo anduve por los alrededores, me apetecía más plan callejeo e historia holocáustica y de la Alemania dividida. Pero si te interesa el arte sin duda es un buen lugar por el que comenzar. ¡Aunque Berlín está salpicada de museos por todas partes!






Brandenburger Tor

La Brandenburger Tor -puerta de Brandemburgo- simbolizó en un pasado no muy lejano la separación entre Alemania oriental y occidental. En cambio, desde la caída del muro el 9 de noviembre de 1989, representa la unidad del país.

Fue construida entre 1788 y 1791 como puerta de acceso al "Nuevo Berlín" de la época. Durante la Segunda Guerra Mundial sufrió graves daños; fue reconstruida a lo largo de 1957. En 1961, con la construcción del muro de Berlín quedó sin acceso en general, con la excepción de guardias de frontera e invitados especiales, como la familia real.






Denkmal für die ermordeten Juden Europas

El Denkmal für die ermordeten Juden Europas -monumento a los judíos asesinados en Europa- se encuentra a escasos metros de Brandenburger Tor y consiste en una superficie de 19.000 metros cuadrados cubierta con 2.711 losas de hormigón de distintas alturas. Se puede transitar entre ellas y, al tratarse de una superficie de terreno inclinada, puedes encontrarte con losas a la altura de tus rodillas o literalmente sumergirte entre ellas.

El que fuera de noche cuando lo visité, que el tiempo estuviera helado, que la zona estuviera desierta, lo que representa el monumento, la historia vibrante de Berlín palpable desde cualquier rincón... el conjunto de todo esto supongo que fue lo que hizo que sintiera impresión, desolación, angustia, ¡miedo quizá! Una mezcolanza de sentimientos difícil de describir. Lo que recuerdo es que sólo quería salir de allí.


Y lejos de que esto haga que no me guste lo que vi, lo que consigue es que lo admire más. Creo que es de lo que se trata con el arte: de hacer aflorar sentimientos. Positivos o negativos, pero sentimientos a flor de piel. Soy crítica con el arte moderno, aquel absurdo a mi modo de ver que no requiere de la elaboración exquisita, exclusiva sólo a unos pocos talentosos. Aquel arte que podemos hacer cualquier con un par de copas de más no me trasmite nada.



Aquel día estuve visitando el campo de concentración de Sachsenhausen. Supongo que la experiencia, que contaré estos días, influyó también en cómo me sentí.


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