¡Prejuicios!

Un día de estos iba andando por el paseo marítimo y me crucé con un ciclista. ¿Y qué? Diréis. Los hay a cientos, a miles, a millones... Y es cierto. Esta ciudad está tan preparada para el ciclismo que en su web oficial lo propone como "Cosas que hacer".

Bueno, pues como decía me crucé con un ciclista y me estuve riendo unas tres horas yo sola:


No tuve tiempo de sacar la cámara a tiempo y tomé la foto ya de lejos y de espaldas, así que no se puede apreciar bien. Quizá en ésta se vea mejor:


Está empinando el codo, ¿lo véis? Una Heineken. Y me hizo gracia oye, estas cosas sólo las haría un inglés -ya no digo guiri, vaya...-. Como decía, estas cosas sólo las haría un inglés: deporte mientras se echa una cerveza. Como bien me dijo mi primo, será su bebida isotónica. La de los ingleses, quiere decir.

Seguí caminando y horas más tardes, sorprendida por la cantidad de ciclistas que estaba viendo, descubrí qué ocurría. Habían venido desde Londres hasta Brighton organizado por la "British Heart Foundation" -Fundación Británica del Corazón-. Esto cambió mis prejuicios... Lo que en un principio ví como un lazy sportsman -deportista vaguete- ahora lo veía como un "Te la mereces, campeón".

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