Retomando el timón

Hace unos meses creé este blog con la idea de contar mis aventuras y desventuras londinenses. Lo dejé estancado a conciencia: dado que mi viaje se pospuso de manera indefinida no me apetecía hacer relleno con otros temas. Hoy, al fin, retomo las riendas. He llegado a Londres hace cinco días, el miércoles 11 para ser exactos. Después de los primeros días habituándome a la ciudad vuelvo a ponerlo en marcha.

El inicio ha ido sobre ruedas. Empezando por la acogida por parte de Patxa, amiga de Pamplona, y sus compañeros de piso "londinenses".

Los meses pre-viaje he estado un poco acojonada...: no dar la talla con el idioma, alojamiento, trabajo, sentirme sola (bueno, esto no, que a mi me mola). Pues haciendo balance estos cinco días resultan más que positivos. Salvo el primer día que puse mi reloj, el que no tengo ni quiero, en modo off y me dejé llevar por Patxa y por el momento -nuestro plan era hacer unas compras y comer en Camden y terminamos haciendo unas compras y cenando en Camden, rellenando el hueco entre medio con unas cuantas cañas y sin comer-. Pues eso, salvo ese primer día, me estoy desenvolviendo genial. Entiendo todo -desde pakistanís angloparlantes hasta guiris de pura cepa inglesa- y me hago entender. A veces hago trampa y utilizo el comodín del francés, pero da igual, me hago entender que es lo que cuenta. He ido de acá para allá en metro, en autobús, en tren... me he apeado de buses estropeados y de metros cortados a medio camino, y sin problema. Pido cosas en las tiendas y en los bares y me dan lo que he pedido. No pillo muy bien las monedas, pero extiendo la mano mostrando un puñado de ellas y se sirven solos. Vamos, que muy contenta con cómo me desenvuelvo.

Como contrapartida tengo que confesar que me he pegado unos cuantos sustos. No paro de ver coches que se conducen solos o, incluso, a veces están conducidos por niños de 12 años. Me han intentado atropellar varias veces -o igual soy yo que me meto delante de los coches-. Yo les grito: "¡Eh! ¡Que vas en sentido contrario!", pero no me hacen caso, ellos vienen contra mi por donde menos me lo espero. Bueno, con paciencia...

Una cosa que no me está gustando de todo esto es que Londres huele a curry. Si España huele a ajo, Inglaterra huele a curry, que es peor.

Otro día os contaré cómo llevo la búsqueda de alojamiento (evocar el olor a curry me lo ha recordado...). Por el momento os invito a que me sigáis a través de este blog cutre en diseño, lo sé, pero espero que ameno y rico en contenido.

¡Un beso!

Comentarios

  1. Cuando los guiris vienen a la tienda y me ponen la mano extendida pa que yo coja monedas, les cojo una más por si acaso he contado mal y ya se han ido... ten cuidado, mejor saca una calculadora inglesa y dá tú las monedas!! y bueno, cuando se van lo guiris a Londres de regreso, les digo que si te ven por ahí te den un beso y un abrazo de mi parte que te echo de menos...¡me dicen que sí, que si ven por Londres a una malaguena, canaria, pamplonica que te darán ese beso de mi parte!!! disfruta cariño!!!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares